Ya he hablado en entradas anteriores sobre los llamados "one-club man". Tipos que han defendido unos mismo colores durante toda su carrera profesional. La anterior entrada hablaba de Xabi Prieto, emblema de la Real Sociedad y uno de estos "rara avis" del fútbol. Quizás uno de los primeros que nos vienen a la cabeza a los amantes del fútbol en España. Porque no es el único. El otro día, no se a cuento de que, me acordaba de Bruno Soriano, capitán del Villarreal. Un talento innato que ha estado en el punto de mira de muchos clubes españoles y extranjeros pero que ha querido seguir ligado al club castellonense durante toda su carrera profesional. Son jugadores sin tanto cartel ni prensa pero que si uno lo piensa detenidamente, si han estado tantos años ahí arriba por algo será. La verdad es que quien haya visto unos cuantos partidos de Bruno sabe de lo que hablo. Más de 400 partidos con el primer equipo castellonense, en el que debutó con el primer equipo allá por el año 2006, avalan la trayectoria de este jugador.
¿Pero que hace que un jugador sea tan leal a unos colores en los tiempos que corren? ¿Porque ningún intermediario o club ha conseguido llevarse al huerto a Bruno? Según una entrevista al diario El País del año 2013, el propio jugador reconocía que le "encantaba la idea de los jugadores que están toda su carrera en un mismo club". Con eso no hay mucho más que entender. Sigue viviendo en su pueblo natal, Artana (en la provincia de Castellón) haciendo vida normal, pese a su Ferrari azul, con sus amigos de siempre.
Quizás, y pese al mundo de fama y glamour que asociamos a los futbolistas de élite, hay gente normal que quiere seguir haciendo una vida corriente, lejos de los focos y los paparazzi (en la medida de lo posible, claro). En el caso de Bruno, su sueño quizás era jugar en primera división pero sin salir de su entorno, de su zona de confort (esa zona de la que según muchos "gurús" hay que salir si o si). Quizás el jugador no quería vivir en diez ciudades diferentes durante su carrera profesional. No es criticable, sino que cada uno elige, dentro de sus posibilidades, la vida que quiere vivir. Bruno ama estos colores y sabe que lo hará hasta el final de su carrera. Él eligió el amor, y es de admirar.
La ilustración está hecha con acuarelas, tinta y rotuladores. El grito de gol y la mano en el escudo era la mejor estampa para reflejar el amor por los colores. Con Adobe Illustrator le dí unos retoque de color y contraste para finalizarla.
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