jueves, 25 de agosto de 2016

Alguien tiene más huevos que tú

Santiago Cañizares y Zlatan Ibrahimovic
El 6 de marzo de 2007 en Mestalla será recordado por la famosa pelea entre Burdisso, Navarro, Córdoba, Marchena, Figo y todo el que pasaba por allí en ese momento. La tangana fue histórica y en alguna que otra charla entre amigos suele salir el tema entre risas. 
En aquel famoso partido jugaba el que hoy es uno de los iconos del fútbol mundial (autoproclamado), el gran Zlatan Ibrahimovic. 
El sueco, por aquel entonces, jugaba con el 8 en la espalda y llevaba una pseudo melenita adolescente. No era lo que es hoy pero iba camino de serlo. Tenía talento y gol pero no era tan chulito como hoy en día aunque apuntaba maneras, como suele decirse. 
Hay una máxima en la vida que dice algo así como que puedes ir de chulo por la vida pero con cuidado, porque siempre (y digo siempre) te vas a encontrar con alguien aún más chulo que tú. Y entonces, atente a las consecuencias. 
Eso le pasó a Ibra en aquel famoso partido. Tuvo la desgracia de ponerse chulo con el gallo del corral. Con nada más y nada menos que con Santiago Cañizares. Casi nada. 
Cañete, lejos de calmar los ánimos, no tuvo problema alguno en encarar al sueco y explicarle algunas cosas a la cara. Así de fácil. Parece ser que Zlatan vio que la cosa iba en serio y decidió dedicarse a jugar, que es lo suyo. 
El gallo del corral tiene más huevos que tú. Siempre.

jueves, 18 de agosto de 2016

Piojos en la cabeza

Claudio Javier "Piojo" López
Lo recuerdo como si fuese ayer. Llevaba poco tiempo en la ciudad cuando el Valencia C.F. anunció el fichaje del desconocido Claudio Javier López. El rápido delantero venía de Racing Club de Avellaneda, un histórico de Argentina, sin apenas cartel. Corría el año 1996 y la gente (imagino que por mi amor hacia el fútbol y viniendo de Argentina) me preguntaba si era bueno o no, que pensaba de este chico. Recordaba algún partido de Racing con él y el "Lagarto" Fleita en la delantera, pero nada del otro mundo. Pensaba, sinceramente, que pasaría sin pena ni gloria por Mestalla. De hecho, su primera temporada en el Valencia fue muy discreta.
Pero el fútbol, como la vida, da muchas vueltas. Tras esa primera temporada, con cambios en el equipo, llegó a Valencia un tipo que lo cambiaría todo. Desde Italia llegó un entrenador también desconocido por aquel entonces (tanto que el presidente del equipo, Paco Roig, llegó a presentarle en público como el señor Rinaldi), el señor Claudio Ranieri. 
Dicen que los buenos entrenadores saben hacer jugar a sus equipos con los jugadores que disponen en la plantilla. Ahí es donde se ve al profesional, al que sabe sacar lo mejor de cada jugador y puede cambiarlo todo. 
Ranieri tenía, tiene, un estilo de juego bastante definido basado en el contragolpe. Velocidad y transiciones muy rápidas. Y en ese esquema de juego el "Piojo" López encajaba como anillo al dedo. 
En los años que estuvo el delantero (en el 2000 se fue a la Lazio italiana) se convirtió en un ídolo de la afición y en historia del club. No solo supo explotar su calidad como delantero, sino que la grada supo agradecer su entrega y garra en cada partido. El tipo iba a por todas y no se arrugaba nunca. Por aquellos años, cuando el FC Barcelona veía su nombre en la alineación del Valencia se echaba las manos a la cabeza. No era para menos, tenían "Piojos" en la cabeza.

jueves, 11 de agosto de 2016

Football business

Joe Pesci (Tommy DeVito)
Hoy me desperté con la noticia de que don Silvio Berlusconi había vendido el AC Milán a un grupo inversor chino (el 99,93% del club para ser exactos). Una locura, si, pero no ha sido (ni será) el único en hacerlo. 
El fútbol profesional actual es un negocio puro y duro. Suena frío pero es la realidad. Hoy los clubes de fútbol existen, a nivel empresarial, para ganar dinero. La pasión y el sentimiento del hincha queda de lado. Los gestores de los equipos profesionales son economistas que quizás nunca han sufrido en una tribuna, gritando y sufriendo por unos colores y unos jugadores que sienten como de su propia familia. 
Hay quien se ilusiona con estos cambios de manos porque piensa que un millonario va a gastar dinero en un club como si estuviese jugando al FIFA. La realidad, querido lector, suele ser diferente. El grupo inversor llega dispuesto a tirar la casa por la ventana pero normalmente temes quedarte sin ventana y sin casa. Dinero en fichajes hacen, si, de tal manera que un intermediario infla el precio de un jugador (10 millones de euros por un desconocido jugador de un desconocido equipo portugués, por ejemplo) para sacar una jugosa comisión y el inversor justifica el gasto. Todo muy claro.
Operaciones como esa, o la de comprar un porcentaje de los derechos federativos de un jugador (me imagino comprando primero las dos piernas y luego el resto, no se), la inexplicable cesión con obligación(?) de compra, o el jugador que se marcha al eterno rival sin despeinarse (a cambio de una ridícula cantidad de dinero, por supuesto).
¿Ven arriba a Joe Pesci caracterizado como Tommy DeVito de la película Goodfellas? Pues esa es la imagen que me viene a la cabeza cuando se habla de inversores, jeques, millonarios y demás genios de los negocios en el mundo del fútbol. 
Quizás estemos en presencia de una gran burbuja a punto de estallar o quizás tenga que tragarme mis palabras pero sigo pensando que el fútbol es más que dinero, fichajes e inversión. Es una pasión, un sentimiento. No todo va a ser "business".

jueves, 4 de agosto de 2016

Pachangas

Francis Begbie
Hace unos días, vagueando por las redes, mis ojos brillaron como estrellitas al ver un breve trailer de la segunda parte de Trainspotting (mal llamada Trainspotting 2, ya que el libro se llama simplemente Porno). 20 años después vemos a Spud, Renton, Sick Boy y Begbie. Nuestro querido Begbie, a quien un amigo describió como "el tipo con el que nunca querrías cruzarte en tu vida". Un personaje que supo interpretar a la perfección el gran Robert Carlyle en cada una de las escenas de la mítica película.
Por la parte que nos toca, amigos futboleros, voy a recordar una de las escenas iniciales del film. En ella vemos a la pandilla de amigos, a cada cual más colgado, jugando una pachanga nocturna en algún lugar de Escocia. El partido se va desarrollando entre jugadores hasta arriba de heroína, otros medio dormidos y tipos como Begbie, que van a matar en cada lance del encuentro porque si.
A fin de cuentas, se juegue donde se juegue, una pachanga entre amigos tiene un desarrollo y unos personajes bastante definidos. Ya lo describieron muy bien Juan Carlos Muñiz y Raúl Fortín en su libro "El Picado. Una pasión argentina (Ediciones de la Urraca, 1995)". Como personajes fijos en estos partidillos destacan el habilidoso chupón, el portero, el capitán que no para de dar órdenes, el quejica que no para de protestarlo todo dure lo que dure el partido y, como ilustro en ésta ocasión, el violento compulsivo. Begbie era (no se si, pese al paso del tiempo, lo seguirá siendo) de estos últimos. Un tipo bronco y buscabulla (un troublemaker británico) que se mostraba igual de chulo y violento tanto dentro como fuera de la cancha. 
Si alguna vez has participado en una pachanga has tenido que toparte con éste tipo de personaje. Puede incluso que te haya dejado marca. Incluso puede que ese chiflado capaz de romper una pierna sin más fueses tu, querido lector.
Así han sido, así son y así serán estos partidos entre amigos. Las pachangas.