jueves, 29 de junio de 2017

El verano de los futbolistas

Neymar
Oficialmente, en el hemisferio norte, estamos en verano. Es esa estación del año difícil de asimilar por los que amamos este deporte porque pasan cosas que no pasan el resto del año. Hay grandes torneos, grandes fichajes, hay pretemporadas con partidos morralleros, polémicas y noticias de relleno en los medios que tienen que llenar páginas hablando de fútbol cuando no hay partidos de fútbol sobre los que hablar. Este verano, el de 2017, además solo se juega la Copa Confederaciones, esa antesala al Mundial que solo sirve para cabrear a los futbolistas que no pueden tomar sus merecidas vacaciones. ¡Pobres tipos!
Porque, ¿que sería de la prensa en general si, llegado el verano, no pudiesen hacer una minuciosa cobertura de las vacaciones de los futbolistas? Es también un momento importante y más bien previsible en el mundillo del fútbol. Si el día de mañana me convirtiese en paparazzi y tuviese que ganarme las castañas siguiendo a los futbolistas durante el verano, solo tendría que moverme entre Ibiza, Marbella y el Caribe. Así de simple y llana es la cosa. ¿O acaso pensaba que con la de dinero que entra en la cuenta corriente de estos modernos gladiadores se iban a tomar la molestia de empaparse de cultura y saber? ¿Habrá algún fotógrafo a las puertas del Louvre esperando ver a las estrellas del PSG? ¿Sabrá Cristiano Ronaldo por donde está la puerta del Museo del Prado? ¿Sabrá Messi que la Sagrada Familia no es la suya? No, señor lector, el futbolista medio solo quiere salir a mostrarse con su yate rodeado de séquito y familia. Ser capturado por las cámaras de prensa rosa luciendo palmito y novia (o ligues, como en la ilustración de Neymar) y tras un par de semanas volver al ruedo es algo a lo que aspiran muchos futbolistas. Dios le da pan al que no tiene dientes y las estrellas de las grandes ligas europeas son una muestra de ello. Quizás las inquietudes de esta gente se limiten a eso, a lo previsible y estipulado y no sepan (o no quieran) lo que hay fuera de la burbuja en la que se mueven. Como en el caso de Neymar, solo querrán seguir viviendo a base de hat-tricks. Dentro y fuera de la cancha. ¡Feliz verano!

Ilustración hecha con tinta, acuarelas y rotuladores. El cuerpo de Neymar lo coloree con acuarelas y a partir de ahí fui realizando el resto de la composición. Las chicas del fondo las dejé en blanco y negro para resaltar la figura del futbolista. Las manchas de la gorra también las hice con acuarelas. Le di contraste a la composición con Adobe Photoshop y dejé el fondo completamente blanco.

jueves, 22 de junio de 2017

Dios, échame una mano

Diego Maradona, Peter Shilton y Dios
Una efeméride es, según la Real Academia Española, "un acontecimiento notable que se recuerda en cualquier aniversario de él". En el fútbol, como en muchos otros ámbitos, se celebran muchísimas efemérides. Las más populares suelen recordar campeonatos , finales agónicas y títulos ganados con sangre, sudor y lágrimas. Pero también hay recuerdos de acontecimientos que marcaron un momento del partido, un segundo que quedó en el recuerdo de protagonistas y espectadores y que se suele celebrar siempre que sea posible. Un gol, una parada o una jugada suele quedar tatuada en la retina de los espectadores y con el paso del tiempo va cobrando vida propia, y el gol se acaba marcando desde cada vez mayor distancia, o el delantero se acaba yendo cada vez de más y más defensores. 
Hoy es una de esas efemérides mágicas del fútbol. Hoy se celebran dos de los mejores goles nunca vistos en un Mundial (casi diría que en la historia del fútbol). El 22 de junio de 1986 se jugó en el mítico estadio Azteca de México, el partido correspondiente a los cuartos de final entre Argentina e Inglaterra. La sangre derramada durante la Guerra de las Malvinas aún estaba caliente y ambos equipos pretendían hacer justicia sobre el terreno de juego. Era una vendetta deportiva. Ambos equipos se tenían muchas ganas. 
De los dos goles que marcó Argentina en este partido, hoy voy a hablar solo de uno. El que abrió el marcador. Es el llamado gol de "La mano de Dios". Todo ocurrió muy rápido, demasiado para el ojo humano. Tanto que incluso hoy, más de 30 años después del episodio, cuesta verlo con claridad en las pantallas. Transcurría el minuto 6 de la segunda parte y una jugada de Diego Maradona cambió la historia del fútbol. En un intento de tirar una pared con su compañero Jorge Valdano, el defensor Steve Hodge logró interceptar el balón con la punta del botín, desviando la pelota hacia su portería y, de esa manera, romper el fuera de juego en el que estaba Maradona, dispuesto a recibir la pared de Valdano. Como el balón venía bombeado desde arriba, el portero inglés Peter Shilton se lanzó a por el balón al mismo tiempo que lo hacía el pequeño Diego con su metro y sesenta y cinco centímetros de altura. Como Maradona no llegaba de cabeza, decidió tirar de picaresca y golpeó la pelota con la mano. Mano clara para todos menos para el árbitro tunecino y su asistente. El gol subía al marcador para sorpresa no solo de los ingleses sino incluso del propio Maradona que en el festejo no paraba de mirar a los jueces. Fue Diego quien al finalizar el partido dijo que el gol había sido "un poco con la cabeza y un poco con la mano de Dios". Así es, Dios le había echado una mano.

Ilustración hecha con acuarelas. Comencé con las manchas del cuerpo y las cabezas. El color gris del portero lo hice con rotulador. Para añadir detalles utilicé lápiz y tinta. La mano de la parte superior está pintada con rotulador y el destello del balón lo hice con Adobe Photoshop para darle un tono místico a la composición.

jueves, 15 de junio de 2017

¡Fue sin querer queriendo!

Memo Ochoa
Las expectativas creadas en torno a un futbolista a veces son muy altas. Ponemos el listón tan alto que luego nos asustamos. Es tal la presión que debe soportar la supuesta estrella que luego acaba estrellada. Ejemplos en cada temporada hay muchos y podría hacer un blog hablando solo de estos casos. 
Por poner un ejemplo, esta semana ilustro al "Memo" Ochoa. El mexicano es un auténtico porterazo que, tras brillar en su país, dio el salto a Europa buscando hacerse un hueco entre los grandes. Tuvo la suerte de jugar en Francia y España pero en clubes discretos como el Ajaccio, Málaga y Granada. En los citados clubes se le esperaba como un seguro en la portería, como una garantía. Su suerte quiso que en Francia su equipo encontrase su lugar en la parte baja de la clasificación hasta que en su tercera temporada el descenso a segunda se hizo realidad. Ochoa emigró a la todopoderosa liga española y aterrizó en el Málaga. Llegar con el cartel de estrella y tener por delante a un porterazo como el camerunés Kameni no es algo fácil de digerir ni de asimilar. El mexicano apenas pudo demostrar su valía tras haber hecho un gran mundial (hablo del de Brasil) y acabó jugando pocos partidos de Liga y algunos de Copa. 
El "Memo" no bajó los brazos y se embarcó en la aventura del Granada, propiedad de un millonario asiático que apostó por montar un equipo al más puro estilo "Torre de Babel". El proyecto era ambicioso y con estrellas de la talla del mexicano, pero quizás pecó de poco realista. Pese a ser el portero más goleado esa temporada, también fue récord haciendo paradas. El equipo andaluz acabó en segunda pero Ochoa fue de los futbolistas que más valoró la afición. 
Se puede decir que, pese a ser uno de los mejores porteros que ha tenido la selección mexicana, Guillermo Ochoa no ha tenido suerte en su aventura europea. Se esperaba mucho de él, si, pero tampoco es que estuviese en equipazos en donde pudiera demostrar su valía. Al "Memo" le metieron goles por todos lados mientras él hacía lo imposible por pararlo todo. Si me preguntan si querría tenerle en mi equipo, mi respuesta sería rotunda y afirmativa, si. A Ochoa le han metido goles, si, pero el podría defenderse al más puro estilo Chavo del Ocho: "Fue sin querer queriendo".

El dibujo de Ochoa fue realizado con portaminas Staedler y tinta. Tras escanear el trabajo, retoqué las líneas con Adobe Illustrator para darle más movimiento. El color y el sombreado también lo hice con dicho programa. El barril lo obtuve de un banco de imágenes gratuito y lo coloqué para darle ese toque a Chavo del Ocho.

jueves, 8 de junio de 2017

La poción mágica

Gary Lineker, célebre futbolista inglés que jugó en el Barcelona español del siglo pasado (entre otros equipos), dijo en una ocasión: 
" El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre gana Alemania. "
 Es una muletilla en el fútbol que sale a la luz siempre que ganan los alemanes, aunque no son los únicos. Brasil, España, el Madrid o el Barcelona también son de esos equipos que "siempre ganan" y al hincha que ama otros colores el tema le cansa. Por mucho espectáculo que den, por muchos récords que rompan, uno siempre quiere que su equipo llega arriba del todo y gane "a los de siempre". No quiere quedarse atrás. Y es por eso que muchos equipos juegan con sus propias armas. A falta de un once lleno de estrellas o con un presupuesto más propio de un equipo de barrio, sale a la luz el ingenio. ¡Ojo! No estoy hablando de trampas o juego sucio, más propio del Estudiantes de la Plata de Bilardo (y que podría discutirse si jugar así era una táctica), sino de pequeñas triquiñuelas, ases en la manga que algunos equipos saben jugar cuando mejor les conviene. Por poner un ejemplo ilustrado, hablo de Bolivia. Casi cualquier futbolista que haya tenido que jugar un partido en la altura de La Paz, a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, ha sufrido el llamado "mal de altura". Es la falta de adaptación a la hipoxia (falta de oxígeno) de la altitud. Imagine hacer deporte al máximo nivel y que comience a faltarle el oxígeno. Una locura, ¿no?. Tradicionalmente Bolivia no ha tenido equipos muy fuertes ni competitivos, tanto a nivel de clubes como el propio seleccionado nacional. Pese a ello, cualquier rival que haya hecho el ridículo en La Paz (si "googlea" encontrará muchos ejemplos) suele acusar directamente a la altitud. Es por ello que la FIFA, la tan sensata y coherente FIFA, quiso prohibir jugar partidos a más de 2.500 metros por dicho tema. El revuelo, por supuesto, fue considerable. Incluso el presidente boliviano, Evo Morales, logró el apoyo de numerosas personalidades para pelear contra dicha prohibición (Maradona se apuntó, claro). La sangre no llegó al río (pero si a la cabeza) y La Paz sigue albergando partidos oficiales (suele ser sede de la selección cuando juega de local en su país). Y Bolivia sigue siendo segundo por la cola en la clasificación mundialista de Sudamérica. Pese a la altitud de La Paz. Alguien pensó que era la poción mágica, pero resultó que no. Aún así, es su "As" en la manga.

La ilustración de Evo Morales fue hecha con tinta Faber-Castell y rotuladores Kuretake ZIG. El propio sombreado también fue hecho con rotuladores. La ilustración no tiene retoques salvo un equilibrio de color con Adobe Photoshop.

jueves, 1 de junio de 2017

Er Pupone

Llega el verano, ese incómodo lapso de tiempo en el que el fútbol descansa demasiado (por lo menos para nosotros, los futboleros). Salvo algún gran torneo estival, suele ser un momento de reflexión y de hacer balance de la temporada. Unos se van, unos vienen, otros lo han hecho genial y a otros se les señala la puerta de salida.
Pero también están los siempre amargos finales de carrera. El famoso cuelgue de las botas. Los futbolistas que por uno u otro motivo deciden dejar de ser jugadores profesionales. Porque futbolista lo serán toda la vida, no es algo a lo que se pueda renunciar. Los hay que deciden acabar su carrera por alguna lesión o por no encontrar equipo. Y luego están las leyendas. 
Esta semana hablo de Francesco Totti. El talentoso futbolista italiano ha decidido poner punto y final a su trayectoria en las canchas por un tema de edad. Con 40 años y cientos de partidos y goles a sus espaldas, el cuerpo pide descanso y un poco de tranquilidad. Lo curioso en la trayectoria de 25 años como futbolista profesional de Totti es que siempre han sido vistiendo los colores del mismo club, el naranja de la Associazione Sportiva Roma. Si ya es difícil encontrar a un futbolista fiel a unos colores en divisiones inferiores, que Totti lo haya sido en un club de los llamados "grandes" de Italia (y quizás hasta de Europa) dice mucho de él y del club que defendió.
El llamado "fútbol moderno", en el que el futbolista es pura mercancía utilizada para ganar dinero, se caracteriza precisamente por hacer que un jugador se mueva de aquí para allá asesorado por su séquito de representantes que ven en cada traspaso o cesión un nuevo filón para llenar de dinero sus bolsillos. Ningún futbolista dura más de un par de años en el mismo equipo. Los hinchas no tenemos tiempo de cogerles cariño y sentirles como parte del club. Por suerte existen tipos como Totti, que rechazó suculentas ofertas para ir a jugar lejos de su querida Roma, que se enamoró de su ciudad, de su equipo y de su gente, y que no quiso venderse por un puñado de euros. ¿A quien no le gustaría tener un Totti en su equipo?

Francesco Totti es una ilustración de una serie que hice de "Cracks Mundiales". Es una ilustración hecha con portaminas y tinta. Tras el escaneo la trabajé en Adobe Illustrator. La textura de la barba la hice con el mismo programa para darle más realismo a la imagen. El mote del jugador lo puse bajo la ilustración con el color naranja de la Roma.