jueves, 30 de noviembre de 2017

Huevos

Diego Pablo Simeone
¿A quien no le suena la frase "partido a partido"? ¿Quien de los entrenadores actuales del fútbol español diría usted que es el más pasional y entregado? ¿Quien dice que "el esfuerzo no se negocia"? No le de más vueltas, tiene usted en mente a Diego Pablo Simeone. "El Cholo", como se le conoce en los ambientes futboleros, es un tipo que como jugador se dejaba hasta la última gota de sudor en la cancha. Supo defender las camisetas de los clubes en los que jugó con una lealtad y entrega absolutas. No solo corría sino que no se arrugaba ante nadie y daba la cara por sus compañeros. Era un jugador de esos que uno siempre quiere en su equipo aunque a veces se le iba la mano (o la pierna, como puede confirmar Julen Guerrero). No era un talento como futbolista pero tenía huevos, y eso la hinchada lo agradecía. Y cuando dio el salto a los banquillos no iba a ser menos. Pide siempre a sus futbolistas que den lo mismo que daba él en la cancha. Entrega, pasión y huevos. Sus equipos juegan con una intensidad increíble. No ofrecen espectáculo pero si resultados.
Para ilustrar a Simeone se me ocurrió contrastar esa imagen de tipo duro y atlético (en todos los sentidos) con unos frágiles huevos. La mirada del tipo desafía al espectador, está desnudo mostrándose tal y como es él. Las pinceladas de acuarela refuerzan la masculinidad y tosquedad de la figura. Sus grandes manos guardan con cuidado la cesta de los huevos. Parece mostrarlos para enseñar lo que más valora y cuida. Quise escapar de la típica imagen del entrenador a pie de campo dando gritos, en especial de alguien como "El Cholo", sería muy previsible y poco original. El perfilado de la ilustración está hecha con tinta negra y para esta obra opté por "cerrar" el dibujo.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Hay que ganar como sea

Carlos Salvador Bilardo
Uno de los grandes dilemas del fútbol desde sus inicios es el de ganar como sea o hacerlo pero jugando bien ante todo. Parece ser que en lo que respecta a un partido, solo caben esas dos posibilidades. Jugar bien o jugar mal. Ganar o perder. A eso se reduce el fútbol para muchos aficionados a este hermoso deporte. Pero el fútbol es más que eso, aunque si lo reducimos a eso y tenemos que destacar a un personaje que siempre ha querido ganar como sea y especular con el resultado, ese personaje sería Carlos Salvador Bilardo. 
El entrenador y ex-jugador argentino siempre ha reconocido abiertamente querer ganar al precio que sea. Como futbolista destacó en el Estudiantes de La Plata campeón de la Copa Libertadores de finales de los años 60. Aquél que desconcertaba a sus rivales pinchándolos con alfileres que escondían con astucia para evitar la sanción. Como entrenador no fue menos y famoso es su grito desde el banquillo del Sevilla: "¡Al rival, pisálo!", cuando un asistente de su equipo iba a atender a un rival lesionado.
Para ilustrar a Bilardo que mejor que destacar la agresividad y malas artes de sus equipos que fusionar al personaje con una escena de la famosa película Pulp Fiction. Don Carlos parece levantar su arma ante un rival herido o con ganas de pelea. Bilardo no se va con vueltas y hace lo que tenga que hacer para ganar. Así de simple.
Tras hacer un improvisado montaje con Adobe Photoshop, ilustré la composición a lápiz (y a ojo, como siempre, sin calcar) y tinta para luego escanear el trabajo y colorearlo con Adobe Illustrator. Me gusta el resultado final, con esa mirada inexpresiva y fría. Parece un auténtico personaje de una película de Tarantino. Lleva las iniciales DT, Director Técnico (como se conoce al entrenador en Argentina), como señal inequívoca de su papel en todo esto.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Inktober

Este año por primera vez desde que soy ilustrador me uní al reto "Inktober". El proyecto, creado por el ilustrador Jake Parker, consiste en ilustrar durante los 31 días del mes de octubre un concepto o palabra cada día (desde hace unos años el propio Jake lanza un listado de 31 términos en su web ya que antes cada uno decidía que dibujar según su propio criterio). No hay ninguna condición ni requisito para ilustrar, aunque el propio Jake recomienda utilizar tinta (de ahí lo de "ink" en el término "inktober") e incluso dejar el trabajo en blanco y negro. Yo opté por darles color para que fuesen un poco más vistosas. En este caso yo quise llevarlo todo al lado del fútbol, que es lo que me apasiona. Utilicé para mis 31 ilustraciones, tinta china y rotuladores Letraset Promarker, unos rotuladores con base de alcohol y que dan un color bastante uniforme sobre el papel. El tamaño de cada ilustración variaba entre el A4 y el formato "Pocket" de mi libreta "Brugge" (se venden en Argentina). Con Adobe Photoshop retoqué y limpié de imperfecciones cada ilustración. Debajo de cada una va el término asociado. Como buen auto crítico que soy, con algunas ilustraciones estoy mas satisfecho que con otras. Si son ustedes tan futboleros como yo, sabrán reconocer a alguno de los personajes. ¡Disfruten!
Blind

Climb

Cloud

Crooked

Deep

Divided

Fall

Fat

Fierce

Filthy

Found

Furious

Gigantic

Graceful

Juicy

Long

Mask

Mysterious

Poison

Run

Screech

Shattered

Ship

Shy

Squeak

Swift

Sword

Teeming

Trial

Underwater

United

jueves, 9 de noviembre de 2017

El día de la palomita

Aldo Pedro Poy
Las efemérides futboleras son innumerables. "La mano de Dios", el "Maracanazo" o el "Iniestazo" son esos momentos que están presentes en la mente de cualquier adicto al fútbol que se precie. Pero luego hay fechas que nos resultan extrañas o que desconocemos por completo. Sobre todo si tienen que ver con equipos y jugadores no tan mediáticos. Una de esas extrañas fechas es la llamada "Día de la palomita". No tiene que ver con animales ni con el maíz. La efemérides nos lleva al 19 de diciembre de 1971. En Rosario, provincia de Santa Fe (Argentina) se jugaba el clásico por excelencia de la ciudad (y uno de los más intensos y apasionados del continente americano). No era uno más, no. Era la semifinal del Torneo Nacional de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) y la jugaban Rosario Central y Newell's Old Boys. El único gol del encuentro lo marcó Aldo Pedro Poy, un delantero que desarrolló toda su carrera profesional en el cuadro rosarino. No era un gol más, era un gol que supondría el pase a la final que ganaría y que supondría el primer campeonato de Rosario Central. Además el gol se marcó, como dirían en Argentina, "de palomita". Centro desde la derecha de José González y Aldo Pedro Poy se tira en plancha para rematar de cabeza y marca el único gol del partido. Euforia en las gradas por el triunfo sobre el eterno rival. Tal fue la trascendencia del gol que cada año se celebra la "Palomita de Poy" con recreaciones del tanto celebradas como la primera vez. El propio Poy, que al escribir estas líneas cuenta ya con 72 años, se encarga de marcar "su" gol ante la celebración de los "canallas" que observan hipnotizados. De ahí ha pasado a ser parte del folclore local y aparecer en cuentos y canciones. Una locura. 
Que mejor manera de ilustrar esta peculiar celebración que con el propio futbolista en posición de combate. Circulan por la red varias imágenes de Poy marcando el famoso gol o en alguna de las recreaciones posteriores. En esta ocasión cogí una fotografía de una de las celebraciones. En la misma aparecían hinchas de fondo a punto de festejar como si fuese la primera vez. Preferí centrarme en el futbolista sin más, ataviado con la camiseta auriazul y unos vaqueros, como cualquier dominguero que se precie. El balón está cayendo a punto de impactar con la cabeza de Aldo. Las alas surgen para transformar a Poy en la paloma que da nombre al gol. La ilustración fue hecha a lápiz en tamaño A3 (normalmente suelo hacerlo en A4) y coloreada con Adobe Illustrator.

Fe de erratas: Me comenta un lector que el partido se jugó en la cancha de River Plate porque debía ser jugado en una cancha neutral.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Mister Gum

Carlo Ancelotti
Hay trabajos desagradecidos dentro del fútbol. Incluso el propio futbolista puede pasar de héroe a villano en cuestión de un partido. Pero uno de los trabajos más criticados y aparentemente fáciles desde la distancia del propio hincha es el de entrenador. Si, es el director de la orquesta el que se ocupa de que los músicos interpreten bien su partitura y al ritmo que toca y que cuando comienzan a desafinar los músicos ve peligrar su puesto de trabajo. Como se suele decir en este mundillo, es más fácil (y también económico) echar a un entrenador que a veintipico jugadores. Uno de los casos más recientes es el de Carlo Cancelotti, el entrenador italiano. Carlo estaba tan a gusto en el todopoderoso Bayern de Múnich hasta que una serie de malos resultados dieron con él en la cola del paro. Volverá pronto a dar guerra, no lo dudo. Sabe como llevar a equipos grandes y es un ganador nato.
¿Quien no tiene en la memoria la imagen de Carletto mascando chicle a puro nervio, con la mandíbula desencajada? De ahí este juego en la ilustración con el envoltorio de los famosos chicles Bazooka. Otro rasgo destacado en el dibujo es su famosa ceja levantada, gesto típico del italiano. La ilustración está hecha totalmente a mano con lápiz, rotuladores al alcohol y tinta. La tipografía la hice siguiendo la del envoltorio original con una pequeña errata: olvidé que el apellido del entrenador lleva dos letras "t" y lo solucioné superponiendo dos letras con dos colores diferentes. En el globo amarillo aproveché para escribir una descripción suya, la de un tipo con mala leche (o eso aparenta con su gesto serio y su ya comentada ceja en posición de combate).
Los rasgos del personaje pude hacerlos con pocas líneas y jugando con el sombreado e incluso aplicando un poco de tinta blanca en el pelo para que no quedase un blanco totalmente plano, con algunos matices de color gris. Con Adobe Photoshop hice unos pequeños retoques de contraste y color para dejar la ilustración en condiciones.