Hay trabajos desagradecidos dentro del fútbol. Incluso el propio futbolista puede pasar de héroe a villano en cuestión de un partido. Pero uno de los trabajos más criticados y aparentemente fáciles desde la distancia del propio hincha es el de entrenador. Si, es el director de la orquesta el que se ocupa de que los músicos interpreten bien su partitura y al ritmo que toca y que cuando comienzan a desafinar los músicos ve peligrar su puesto de trabajo. Como se suele decir en este mundillo, es más fácil (y también económico) echar a un entrenador que a veintipico jugadores. Uno de los casos más recientes es el de Carlo Cancelotti, el entrenador italiano. Carlo estaba tan a gusto en el todopoderoso Bayern de Múnich hasta que una serie de malos resultados dieron con él en la cola del paro. Volverá pronto a dar guerra, no lo dudo. Sabe como llevar a equipos grandes y es un ganador nato.
¿Quien no tiene en la memoria la imagen de Carletto mascando chicle a puro nervio, con la mandíbula desencajada? De ahí este juego en la ilustración con el envoltorio de los famosos chicles Bazooka. Otro rasgo destacado en el dibujo es su famosa ceja levantada, gesto típico del italiano. La ilustración está hecha totalmente a mano con lápiz, rotuladores al alcohol y tinta. La tipografía la hice siguiendo la del envoltorio original con una pequeña errata: olvidé que el apellido del entrenador lleva dos letras "t" y lo solucioné superponiendo dos letras con dos colores diferentes. En el globo amarillo aproveché para escribir una descripción suya, la de un tipo con mala leche (o eso aparenta con su gesto serio y su ya comentada ceja en posición de combate).
Los rasgos del personaje pude hacerlos con pocas líneas y jugando con el sombreado e incluso aplicando un poco de tinta blanca en el pelo para que no quedase un blanco totalmente plano, con algunos matices de color gris. Con Adobe Photoshop hice unos pequeños retoques de contraste y color para dejar la ilustración en condiciones.
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