Las efemérides futboleras son innumerables. "La mano de Dios", el "Maracanazo" o el "Iniestazo" son esos momentos que están presentes en la mente de cualquier adicto al fútbol que se precie. Pero luego hay fechas que nos resultan extrañas o que desconocemos por completo. Sobre todo si tienen que ver con equipos y jugadores no tan mediáticos. Una de esas extrañas fechas es la llamada "Día de la palomita". No tiene que ver con animales ni con el maíz. La efemérides nos lleva al 19 de diciembre de 1971. En Rosario, provincia de Santa Fe (Argentina) se jugaba el clásico por excelencia de la ciudad (y uno de los más intensos y apasionados del continente americano). No era uno más, no. Era la semifinal del Torneo Nacional de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) y la jugaban Rosario Central y Newell's Old Boys. El único gol del encuentro lo marcó Aldo Pedro Poy, un delantero que desarrolló toda su carrera profesional en el cuadro rosarino. No era un gol más, era un gol que supondría el pase a la final que ganaría y que supondría el primer campeonato de Rosario Central. Además el gol se marcó, como dirían en Argentina, "de palomita". Centro desde la derecha de José González y Aldo Pedro Poy se tira en plancha para rematar de cabeza y marca el único gol del partido. Euforia en las gradas por el triunfo sobre el eterno rival. Tal fue la trascendencia del gol que cada año se celebra la "Palomita de Poy" con recreaciones del tanto celebradas como la primera vez. El propio Poy, que al escribir estas líneas cuenta ya con 72 años, se encarga de marcar "su" gol ante la celebración de los "canallas" que observan hipnotizados. De ahí ha pasado a ser parte del folclore local y aparecer en cuentos y canciones. Una locura.
Que mejor manera de ilustrar esta peculiar celebración que con el propio futbolista en posición de combate. Circulan por la red varias imágenes de Poy marcando el famoso gol o en alguna de las recreaciones posteriores. En esta ocasión cogí una fotografía de una de las celebraciones. En la misma aparecían hinchas de fondo a punto de festejar como si fuese la primera vez. Preferí centrarme en el futbolista sin más, ataviado con la camiseta auriazul y unos vaqueros, como cualquier dominguero que se precie. El balón está cayendo a punto de impactar con la cabeza de Aldo. Las alas surgen para transformar a Poy en la paloma que da nombre al gol. La ilustración fue hecha a lápiz en tamaño A3 (normalmente suelo hacerlo en A4) y coloreada con Adobe Illustrator.
Fe de erratas: Me comenta un lector que el partido se jugó en la cancha de River Plate porque debía ser jugado en una cancha neutral.
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