Argentina siempre es candidata en los torneos de fútbol, sea donde sea. No por nada es la vigente subcampeona del mundo. Argentina es de esos países con mucha tradición futbolística, con una prolífica cantera de talentosos jugadores. No hace falta dar nombres, porque hasta al menos sabedor de fútbol le suenan nombres como Maradona, Messi o Bilardo.
Con este cartel se presenta Argentina a la Copa América Centenario. Casi nada, amigos. Pero como ya he dicho en anteriores entradas, no solo de filigranas y rabonas vive el fútbol. También hace falta leña y mano dura. Y hoy para representarlo claramente, ilustro a Nicolás Otamendi. ¿Que si es duro? Resulta que hace poco, tras un partido de UEFA Champions League, los jugadores del Real Madrid le re bautizaron por lo bajo "Ostiamendi". Da que pensar el cariñoso apodo.
En el Valencia tuvimos la suerte de disfrutarle un año en donde no solo demostró su fortaleza, capacidad de liderazgo y contundencia en la defensa, sino también su amor desmedido por la plata. ¡Ojo!, no estoy criticando el hecho de que los futbolistas busquen ganar dinero, porque son profesionales y viven de esto. Lo que critico son las maneras, el irse a lo loco a buscar un gran contrato sin mirar a donde se va a jugar. Ya no pesa la historia del club, el proyecto, el sentimiento de pertenencia al equipo. Ahora los jugadores miran en que equipo hay un jeque, un millonario dispuesto a derrochar a lo loco y poder acomodarse allí. "¡Agente, búsqueme un buen contrato, el equipo me da igual!", suelen decir a su séquito de representantes.
Es por eso que cuando a Nicolás le ofrecieron irse a otro equipo, él preguntó muy sinceramente: "¿Tenés plata?".
¿Y qué tiene que ver esto con la Copa América? ¿Por qué señalar a Otamendi cuando es lo más habitual que un futbolista busque mejorar las condiciones de su contrato (pocos hay como Carlos Tévez, que prefiere jugar en el club de sus amores ganando menos dinero que en Europa)? Ni siquiera podemos decir que Otamendi, por dinero, está jugando en un equipo cualquiera, en una liga cualquiera y bajo las órdenes de un entrenador cualquiera. Jugar en Inglaterra, con el Manchester City y teniendo de jefe a Guardiola es asumir un grado de exigencia muy alto. Otra cosa, muy diferente, es que el jugador podría haber gestionado mejor su salida del Valencia. Quedo a la espera de una nueva entrada del blog, esta vez sí, sobre el juego en la Copa América Centenario. Un saludo.
ResponderEliminarHola, lector. Ante todo, gracias por participar en el blog. Primero, el blog está más centrado en la ilustración y cuando señalo a algún personaje me gusta hablar de él o ella en general. No he dicho en ningún momento que fuese a hablar del torneo (el cual, por diferencia horaria me resulta muy difícil de seguir, salvo resúmenes) o que tenga fijación en nadie en especial. Hablo de Otamendi, el cual me parece un jugador excelente, porque tengo raíces argentinas y mi equipo es el Valencia, con lo cual es un caso que me toca de cerca. Por otra parte, creo recordar que cuando Nico se marchó a Inglaterra, Guardiola aún estaba en Alemania entrenando. Y tu lo has dicho, la forma de salir del club pudo haberse hecho de otra manera, con una digna salida, porque el fútbol da muchas vueltas y nunca sabes donde puedes ir a parar.
ResponderEliminarEspero otra participación tuya en otras entradas.
Un saludo y gracias de nuevo por el comentario.