Sobre artimañas, malas (o buenas) artes y demás triquiñuelas para ganar hemos hablado anteriormente en este blog. Pero siempre es algo que da mucho juego para hacer ilustraciones. Casi cualquier personaje y situación me inspira para dibujar el mundo del fútbol. Han habido situaciones puntuales que siempre me han rondado la cabeza y que tenía en mente retratar. Para la de esta semana, que os resultará conocida a muchos de vosotros, os voy a poner en situación.
Corría la temporada 1991/92 y en el Real Valladolid de España jugaba un grupo de talentosos colombianos: René Higuita, Leonel Álvarez y Carlos Valderrama, dirigidos por Pacho Maturana. El equipo debía jugar contra el Real Madrid en el Bernabéu. Todo un desafío. Durante un lance del partido (creo recordar que era un saque de esquina) las cámaras de televisión captaron una escena chocante. El centrocampista Míchel, del Real Madrid, comenzó a manosear la entrepierna de Valderrama ante la insólita mirada del colombiano, que se mostraba tan sorprendido que no sabía ni que hacer. El gesto de Míchel, con cara de estar esperando el bus, daba un aire surrealista a la escena.
Años más tarde, el español explicó que aquello ocurrió por el típico "pique" entre futbolistas durante el partido, en el que varios futbolistas se amenazaban los unos a los otros con tocarle los huevos al rival. Míchel llevó el desafío a otro nivel y cumplió su promesa ante la mirada de propios y extraños.
En una época en la que las cámaras de televisión se encargaban de mostrar el partido y poco más, los espectadores tuvimos la "suerte" de haber podido ver la cómica escena en vivo y en directo. De haber pasado hoy, habríamos tenido mil tomas diferentes de televisión y un micrófono pegado a ellos para captar cualquier comentario.
El fútbol puede ser muy divertido y espectacular, y también, como hemos visto, extraño y cómico. Todo sirve para ganar, incluso utilizar estas raras artes. Tras la escena, de la que ya han pasado más de 25 años, al bueno de Míchel las hinchadas rivales le siguen cantando aquello de "¡Míchel, Michel, Míchel, maricoooooon!". Y Míchel, como buen tipo que es, se lo sigue tomando a broma. Un grande.
La ilustración está realizada inspirándome en la famosa escena. La técnica es acuarela para definir los colores y portaminas y tinta para perfilar los bordes. Con Adobe Photoshop, tras escanear el trabajo, le di un pequeño retoque de contraste y color.
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