El 6 de marzo de 2007 en Mestalla será recordado por la famosa pelea entre Burdisso, Navarro, Córdoba, Marchena, Figo y todo el que pasaba por allí en ese momento. La tangana fue histórica y en alguna que otra charla entre amigos suele salir el tema entre risas.
En aquel famoso partido jugaba el que hoy es uno de los iconos del fútbol mundial (autoproclamado), el gran Zlatan Ibrahimovic.
El sueco, por aquel entonces, jugaba con el 8 en la espalda y llevaba una pseudo melenita adolescente. No era lo que es hoy pero iba camino de serlo. Tenía talento y gol pero no era tan chulito como hoy en día aunque apuntaba maneras, como suele decirse.
Hay una máxima en la vida que dice algo así como que puedes ir de chulo por la vida pero con cuidado, porque siempre (y digo siempre) te vas a encontrar con alguien aún más chulo que tú. Y entonces, atente a las consecuencias.
Eso le pasó a Ibra en aquel famoso partido. Tuvo la desgracia de ponerse chulo con el gallo del corral. Con nada más y nada menos que con Santiago Cañizares. Casi nada.
Cañete, lejos de calmar los ánimos, no tuvo problema alguno en encarar al sueco y explicarle algunas cosas a la cara. Así de fácil. Parece ser que Zlatan vio que la cosa iba en serio y decidió dedicarse a jugar, que es lo suyo.
El gallo del corral tiene más huevos que tú. Siempre.
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