jueves, 18 de agosto de 2016

Piojos en la cabeza

Claudio Javier "Piojo" López
Lo recuerdo como si fuese ayer. Llevaba poco tiempo en la ciudad cuando el Valencia C.F. anunció el fichaje del desconocido Claudio Javier López. El rápido delantero venía de Racing Club de Avellaneda, un histórico de Argentina, sin apenas cartel. Corría el año 1996 y la gente (imagino que por mi amor hacia el fútbol y viniendo de Argentina) me preguntaba si era bueno o no, que pensaba de este chico. Recordaba algún partido de Racing con él y el "Lagarto" Fleita en la delantera, pero nada del otro mundo. Pensaba, sinceramente, que pasaría sin pena ni gloria por Mestalla. De hecho, su primera temporada en el Valencia fue muy discreta.
Pero el fútbol, como la vida, da muchas vueltas. Tras esa primera temporada, con cambios en el equipo, llegó a Valencia un tipo que lo cambiaría todo. Desde Italia llegó un entrenador también desconocido por aquel entonces (tanto que el presidente del equipo, Paco Roig, llegó a presentarle en público como el señor Rinaldi), el señor Claudio Ranieri. 
Dicen que los buenos entrenadores saben hacer jugar a sus equipos con los jugadores que disponen en la plantilla. Ahí es donde se ve al profesional, al que sabe sacar lo mejor de cada jugador y puede cambiarlo todo. 
Ranieri tenía, tiene, un estilo de juego bastante definido basado en el contragolpe. Velocidad y transiciones muy rápidas. Y en ese esquema de juego el "Piojo" López encajaba como anillo al dedo. 
En los años que estuvo el delantero (en el 2000 se fue a la Lazio italiana) se convirtió en un ídolo de la afición y en historia del club. No solo supo explotar su calidad como delantero, sino que la grada supo agradecer su entrega y garra en cada partido. El tipo iba a por todas y no se arrugaba nunca. Por aquellos años, cuando el FC Barcelona veía su nombre en la alineación del Valencia se echaba las manos a la cabeza. No era para menos, tenían "Piojos" en la cabeza.

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