Decía en anteriores entradas del blog que, como hinchas y enamorados del fútbol, solemos tener empatía por los equipos (mal llamados) pequeños y humildes.
Aún recuerdo con cierta nostalgia aquella plantilla del Levante elaborada a coste cero y que llegó hasta los octavos de final de la Europa League en la temporada 2012/13. Tipos sin cartel ni estrella que lo dieron todo en cada partido para poder cumplir su sueño y tocar el cielo con las manos. Eso, para el hincha, no tiene precio. No quieres estrellas en tu equipo, quieres gente implicada.
Avancemos unos años hasta el 2017 en donde nos encontramos a un histórico del fútbol español, el Deportivo Alavés (96 años de historia), plantado en la mismísima final de la Copa del Rey. A priori llegar allí, y más con el sistema de competición a doble partido, pintaba muy difícil. Pero ahí están, habiendo dejado a equipos como el Deportivo o el Celta en la cuneta.
En esa dura final (como todas, vamos) se han encontrado al Barcelona y quien sabe lo que puede pasar. Porque, ¡ojo!, no olvidemos que el Alavés es el mismo equipo que hace años (Allá por el 2000) llegó a la final de la entonces Copa UEFA y perdió en un dramático partido contra nada más y nada menos que el Liverpool (El famoso 5-4). Así que nadie debería dar nada por hecho.
Y como el fútbol da muchas vueltas y sobre todo muchas más oportunidades, en el Deportivo Alavés podemos encontrarnos a jugadores como Alexis Ruano, Deyverson, Toquero (quien ya jugó una final de copa, al igual que Alexis y el protagonista ilustrado) o el que ilustra esta entrada, Ibai Gómez. Jugadores maduros por los que casi nadie daba mucho pero que han demostrado que algo de cuerda les quedaba (les queda). Todos ellos dirigidos por un clásico del fútbol español y con acento argentino: Mauricio Pellegrino. Otro entrenador que salió por la puerta de atrás del Valencia (uno de tantos) y que parecía que no lograría nada tras aquella amarga experiencia.
Solo espero, al igual que cualquier otro hincha, un partido entretenido, con goles y emociones.... y que gane el mejor. Y si gana el Alavés, mejor aún. Porque se puede soñar despierto.
Ilustración totalmente hecha a mano. Como hice con otras de técnica similar, fui creando las "manchas" de la cabeza, mano y camiseta a ojo con acuarelas. Luego dibujé con portaminas Staedler los detalles de la cara y camiseta para después entintarlos con Faber-Castell de punta fina. El sombreado también está hecho con rotuladores. El retoque final de colores y contraste está hecho con Adobe Photoshop.
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