No me gusta el fútbol. Son 22 gilipollas corriendo a lo loco detrás de un balón. Son unos brutos con dinero que no saben hacer la O con un canuto. ¿Le suenan alguna de esas frases? Yo me he cansado de escucharlas, incluso en boca de algún auto proclamado futbolero. Y se podría contestar, ante tales afirmaciones, que si, que la mayoría son unos descerebrados sin otra preocupación que seguir jugando para ganar más y más dinero para gastarlo en coches, tatuajes y viajes a Ibiza. Es difícil, por no decir casi imposible, encontrar a futbolistas con conciencia social, con ganas de cambiar el mundo en el que vivimos desde su posición privilegiada. Son muy pocos los que quieren complicarse la vida cuestionando lo establecido y siendo críticos. Pero, como las meigas, haberlas haylas.
Un ejemplo es el de Paul Breitner. El ex-futbolista alemán (reconvertido en dirigente del todopoderoso Bayern de Múnich) tuvo su etapa rebelde. Se declaró abiertamente de izquierdas y tenía
el Libro Rojo de Mao como libro de cabecera. Estamos hablando de la década de los 70 del siglo pasado, en un contexto de Guerra Fría y muchos cambios en un mundo muy convulso. Der Afro, como era conocido por su melena rubia, se negó a participar en el Mundial de Argentina en 1978 como repulsa a la dictadura militar. También tuvo sus más y sus menos con compañeros de equipo que veían en él a un tipo demasiado polémico al declarar de una forma tan abierta su ideología. El propio Paul fichó por el Real Madrid cuando Franco estaba vivo y colaboró económicamente con unos obreros en huelga, todo un desafío para las autoridades (no solo de esa época, hoy en día también sería una bomba).
Con el paso del tiempo Breitner llegó a suavizar su discurso, tan radical en su juventud, quizás viendo las cosas desde otra óptica con el paso del tiempo. Tanto lo suavizó que actualmente forma parte de la directiva del Bayern de Múnich, equipo que le vio nacer como futbolista.
La gente cambia, las cosas cambian, pero estar comprometido e implicado en mejorar la sociedad que te rodea, aunque solo sea durante un tiempo, es algo difícil de ver entre los futbolistas profesionales. Incluso en cualquier otro ámbito de la sociedad. Así era Der Afro.
Para la ilustración de Breitner me basé en una de sus fotografías más conocidas. La hice con portaminas Staedler para luego entintarla con Faber-Castell. Con Adobe Illustrator le dí volumen a los trazos y color a la cabeza, así como un poco de sombreado. Para resaltar el pelo apliqué una textura de Illustrator.
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