El deporte, visto a nivel profesional, es cada vez más exigente y competitivo. Queremos que los futbolistas corran como gacelas durante los noventa minutos. Necesitamos ver a máquinas yendo al 100% de su capacidad todo el rato. Llegados a este punto, a mucha gente le da igual lo habilidoso o inteligente que pueda llegar a ser el deportista. Solo importa lo físico, el resto es secundario.
Esta tendencia ha sido (y es) la mayoritaria durante mucho tiempo hasta que comenzamos a darnos cuenta de que no todo era como creíamos que era. Me explico. ¿Como puede ser que deportistas como Roger Federer, Pau Gasol, Francesco Totti y muchos más sigan, no solo compitiendo, sino haciéndolo a un muy alto nivel? Según la lógica aplastante de muchos "forofos", esta gente debería estar cuidando plantas en el jardín de su casa y no dando guerra. Quizás la experiencia, la propia constitución del deportista así como el cuidado de su físico tengan algo que ver. También tiene mucha importancia la ciencia y la medicina deportiva, que han avanzado mucho a raíz de la rápida profesionalización de muchos deportes.
No creamos que el deportista tiene fecha de caducidad, simplemente deja de competir a cierto nivel, deja de parecerle interesante el pelear por todo anteponiendo el físico a otros factores. La experiencia es un grado que a veces no se valora en el deporte ultra profesional de hoy en día. ¿Porque nos extraña ver a Buffon de titular en la final de la última Champions? ¿Que hacía Carboni jugándolo todo en aquel Valencia del doblete? ¿Porque Roger Federer sigue peleando todos los títulos que juega? Quizás los más veteranos recuerden el mundial de Italia en 1990. En el partido inaugural, Argentina perdió contra Camerún y a todos se nos quedó cara de tonto (además de por el resultado) cuando casi al final del partido entró un suplente camerunés de 38 años. Roger Milla no solo jugó varios partidos de ese Mundial, sino que marcó 4 goles. Por si fuera poco, 4 años más tarde jugó otro campeonato del mundo, en EEUU con...¡42 años! ¿Viejo, yo?
La ilustración de Roger Milla está tomada de una imagen suya celebrando un gol en el Mundial de Italia '90. Dibujo hecho a lápiz con portaminas Staedler y tinta Faber-Castell. Escaneado, y sombreado y coloreado con Adobe Illustrator.
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